Informar, educar y concienciar son acciones más efectivas que amenazar y castigar. Gracias a la formación y a la información hay niñas de origen africano que viven en Euskadi, y también muchas que están en sus países, que no sufrirán la mutilación genital femenina, una práctica tradicional en muchos países y etnias de África que se ha hecho presente en nuestra sociedad con la llegada de inmigrantes procedentes de esas zonas. Algunas de esas niñas podrán viajar a sus países de origen libres del riesgo de “ser cortadas”, porque sus padres y madres ahora ya saben que esa acción daña a sus hijas y tiene consecuencias. Además, algunos padres se habrán comprometido por escrito a no permitir que las niñas sean mutiladas.