Lakua amplia la iniciativa de acogida e integración 'Patrocinio comunitario' ante sus buenos resultados.
El sirio Minwer Albashan y su familia no abandonaron hace 8 años su país para vivir una aventura. Lo hicieron para vivir. Para sobrevivir. El conflicto armado de Siria que cumple una década ante la mirada hueca de los rimbombantes organismos internacionales llamaba a su puerta y no tuvieron más remedio que convertirse en refugiados si querían seguir soñando con lo mejor para su familia. Primero fueron al norte y luego saltaron a Jordania, donde permanecieron cinco años en un reasentamiento, pero ellos querían asentarse. Y en marzo de 2019 –"era día 26", acierta a decir– llegaron a Portugalete. Un día después, otra familia siria, la formada por Sarwa Abdulrazzaq –el marido falleció hace poco más de un año– recalaba en Gasteiz.