Tres mujeres marroquíes asentadas en Bilbao hablan sin censura sobre machismo, racismo, inmigración, elecciones o menores.
Kaltouma Belabid, Kali, estudiante de 28 años del último curso de Ingeniería Civil, «una carrera de hombres», sonríe avergonzada cuando el fotógrafo le da dos besos. Lleva velo y en su cultura está «mal visto» que una mujer cubierta bese a un hombre. Natural de Agadir, su padre llegó en patera a Lanzarote en 1998 y trabajó como albañil. Gracias a la reagrupación familiar, ella y sus hermanos viven hoy con sus padres en Bilbao. Su amiga, Hajar El Haloui, conocida como Azar, nacida hace 26 años en Rabat, trabaja como gestora técnico comercial en la empresa Uriarte Safybox, en Lezama, después de haber echado antes el currículum «en 300 empresas». Lleva tacones y se pinta los labios «porque me gusta, no porque sea víctima de la sociedad machista», proclama.