El 19 de febrero fueron rescatadas 102 personas por el 'Aita Mari' en el Mediterráneo. De ellas, ocho eran mujeres, 38 menores no acompañados y un bebé. Personas obligadas a arriesgar la vida en la ruta más mortífera del mundo. Huir de la guerra, la pobreza o el hambre de sus países de origen y del infierno de Libia no debería ocasionar la indiferencia de la UE. Todo lo contrario.